Octópodos: Una madre dedicada

Las hembras de los octópodos pueden aparearse con más de un macho, pero cuando sea tiempo de poner huevos, permanecerá por el resto de sus días con éstos. Al aparearse, el macho inserta un espermatóforo que se encuentra en uno de sus brazos en el oviducto de la hembra. Este brazo se desenvolverá y se abrirá desde la punta, liberando todo el esperma en el oviducto. Los espermas serán almacenados en un órgano llamado espermateca que se encuentra en la pared del oviducto. Cuando la hembra esté preparada, sus huevos pasarán por el ducto, serán fertilizados en el espermateca, pasarán por la glándula nidamental donde serán recubiertos de una especie de gelatina nutritiva y protectora, y serán depositados por ella.
Sin embargo, antes de que cualquier otra cosa pase, la hembra debe encontrar el lugar adecuado para depositar sus huevos. Usualmente hacen esto en una madriguera, en una pequeña cueva o en agujeros en zonas rocosas, pero se han observado huevos en botellas, latas o conchas. La hembra no dejará el lado de sus huevos a no ser que sea estrictamente necesario, por ejemplo, si un depredador se encuentra cerca. Algunos pulpos acostumbran a bloquear las entradas de sus madrigueras con rocas o cualquier objeto que se encuentren para proteger a sus crías y no los mueven hasta que éstas estén listas para nacer.
Como ya se mencionó, la hembra no dejará a sus huevos solos una vez que haya desovado. Esto implica que ella no comerá durante este periodo y podrá perder hasta el 50 por ciento de su masa corporal, sin embargo, también existen ventajas. Su madriguera no será ensuciada por sus heces fecales o sus residuos de comida, lo cual significa que sus huevos tendrán agua de mejor calidad. Si la madre dejara a sus crías para comer o para defecar, otros predadores podrían seguirla y no solo las pondría en riesgo a ellas, sino también a sí misma.
Mientras les da todo el cuidado a sus huevos, la hembra sobrevive gracias a sus tejidos musculares. Comienzan a metabolizar a éstos lentamente, por lo que pierden la mitad de su peso, como ya se mencionó, y se deterioran significativamente. Suelen volverse de un color gris pálido y evitan realizar cualquier movimiento. Su último esfuerzo lo utiliza para desbloquear la entrada de su madriguera y estimular a los huevos para que éstos se rompan. Cuando los huevos eclosionen, las pequeñas larvas saldrán flotando en el agua y serán arrastradas por las corrientes marinas y muy pronto después, la madre morirá.

Para más información,

Mather, J. et al. 2010. Octopus: the ocean’s intelligent invertebrate. Londres: Timber Press.

Imágen conseguida de
Funderburgh, E. 2013. Another mother octopus [Fotografía] Recuperado de https://www.flickr.com/photos/genkigecko/8591413430/in/photolist-e6ceTL-5VotEy-p1gK2W-8gZM3m-4Ac4Sn-4ZcXTX-431pWe-eioDER-6XEe6n-9akoxA-8T9Gp4-k2iUhh-6mPq9h-ssnLuB-sBex5g-4w4HkP-b7Q2Q2-4uCiRk-hTd7PC-asxyzP-wSkio-7VRhgL-b7MZQF-b7NGNi-7VRhkJ-9UrmSs-diDeYC-b7RYWP-7VN2mz-p3yNWe-b7R2wp-3FCbNh-8JyU4a-b7Qc8i-jbdGAV-dYXbVU-9UrmQN-fdWYfC-9Lg14h-7SggzC-iqzSV-gRfKUL-oHrvzJ-4V8Hj7-Swh8ea-4V8Hzo-2pBVWr-diDeWj-6cuhKM-bLoLrn/

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